"La mula" (2018) de Clint Eastwood: vejez, culpa y redención en clave cinematográfica. Disponible en Netflix

En "La mula", Clint Eastwood regresa al frente de cámara con la serenidad de quien ha hecho del cine un oficio vital. Basada en un artículo de The New York Times, la película combina crimen, remordimiento y familia, y expone tanto las fortalezas clásicas del cine del director como sus debilidades.

Información útil Hace 1 horaLeila RiveraLeila Rivera

Trama y contexto real

La historia sigue a Earl Stone, un nonagenario en bancarrota y distanciado de su familia, salvo por su nieta. Cuando acepta un trabajo como transportista, descubre demasiado tarde que mueve cocaína para un cartel. Aunque entiende el riesgo, continúa, cada vez con cargamentos mayores, en un camino que entrelaza peligro y búsqueda de redención.

 Dirección y estilo narrativo

Eastwood dirige con su habitual sobriedad: planos limpios, ritmo pausado y foco absoluto en el personaje central. El guion de Nick Schenk opta por un estudio de carácter antes que por un thriller de acción, lo que da lugar a momentos íntimos pero también a cierta previsibilidad y falta de tensión dramática.

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Fotografía y montaje

La cámara de Yves Bélanger aprovecha paisajes abiertos y carreteras interminables para reflejar el aislamiento del protagonista. El auto se convierte en un microcosmos de su soledad. El montaje de Joel Cox acompaña este pulso sereno: deja respirar los silencios y las dudas, aunque en ocasiones ralentiza demasiado la narración.

 Actuaciones

Eastwood, a sus más de 80 años, dota a Earl Stone de humanidad y contradicciones: un hombre egoísta y terco, pero también frágil y en busca de redención. Bradley Cooper aporta solidez como agente del DEA, y el elenco secundario —Dianne Wiest, Taissa Farmiga, Andy García, Michael Peña— sostiene el relato, aunque algunos personajes se sienten desdibujados.

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Lo mejor y lo criticable según la crítica

  • Debilidades: un guion que no explora a fondo ciertos conflictos, problemas de ritmo en la primera mitad y el uso de estereotipos que incomodan en el presente.
  • Fortalezas: la mirada sobre la vejez como motor narrativo, la reflexión sobre la culpa y la familia, y la sencillez técnica que da fuerza a los momentos de introspección.

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Por qué siempre vale la pena ver a Eastwood

1.    Oficio clásico: narra con claridad y sin artificios.

2.    Personajes defectuosos: héroes humanos, con fisuras y contradicciones.

3.    El paso del tiempo: la vejez como tema vital, abordada con autenticidad.

4.    Estilo sobrio y eficaz: economía narrativa que prioriza lo esencial.

5.    Consistencia ética: dilemas morales expuestos sin respuestas fáciles.

 Conclusión

La mula no está entre las mejores obras de Eastwood, pero conserva su sello: la capacidad de emocionar sin grandilocuencia, de filmar la soledad y la expiación tardía. Incluso en sus películas menos redondas, Eastwood ofrece lo que pocos logran: historias que, más que contarse, parecen vivirse.

 

 

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