Primera columna de Mabel Grillo: “La verdad en crisis”

La antropóloga inicia una serie de reflexiones sobre situaciones cotidianas que generan preguntas, abordadas desde el pensamiento social y con referencias a autores que han trabajado esos temas.

Cultura Calamuchita24 de julio de 2025Florencia AquilesFlorencia Aquiles

Esta es la primera entrega de una serie de columnas escritas por la antropóloga Mabel Grillo. A partir de inquietudes del día a día, la autora propone una lectura desde las herramientas del pensamiento social, buscando comprender cómo se configuran ciertos procesos culturales contemporáneos. En esta columna inicial, titulada “La verdad en crisis”, analiza los cambios en las formas de autoridad y la relación actual con el saber experto. 

istockphoto-2185713527-612x612


La verdad en crisis

Mabel Grillo  

  ([email protected]

En la antigüedad se creía  que el curso de las vidas  cotidianas de las personas  estaba en manos de dioses  que influían en todo  aquello que las podía  afectar, generalmente  protegiéndolas, aunque, a  veces, también podía castigarlas. Por ejemplo,  en el sistema religioso de  los incas, la diosa  Pachamama protegía los  recursos de la tierra, proveía el alimento y, de  vez en cuando, producía  sequías o inundaciones;  para los griegos. el dios Apolo se encargaba de la  salud y la vitalidad del  pueblo, aunque también podía producir plagas y  epidemias. Cada pueblo  antiguo tenía su sistema  religioso y, en ese marco, sus integrantes creían en  deidades que se ocupaban de sus vidas. Para llegar a  lo que aquí nos interesa pasaremos rápidamente el  tiempo y nos ubicaremos  en occidente. Así, simplificando un largo  proceso histórico, llegamos a la modernidad cuando la razón y la  ciencia fueron reemplazando a la fe en las  religiones que ofrecían  aquellos dioses. En la gran  mayoría de las sociedades  del mundo moderno, las vidas humanas ya no  estarían regidas por un  orden superior colmado de  dioses sino de religiones  monoteístas que compartirían con la ciencia  el mundo de las ideas dominantes acerca de los  alcances y límites del  accionar de las personas  sobre su propia vida. 

La ciencia, el sistema  científico, es la máxima  expresión de las ideas  acerca de la razón como  fuente de todas las respuestas superadoras de  la fe y la tradición.  Quienes lo integran,  siguiendo métodos  experimentales rigurosos, llegan a verdades  comprobadas empíricamente. Sólo el  uso de la misma razón  puede demostrar otra  verdad que las supere. 

Como consecuencia de  ello, los problemas diarios  terrenales serán resueltos  por humanos formados  bajo esos resultados. En  síntesis, el sistema  científico derivará en la formación de  profesionales en diversas  ramas del saber en quienes  confiamos para que nos ayuden a tomar mejores  decisiones en nuestras  vidas. Médicos, de quienes  esperamos la atención  necesaria para preservar  nuestra salud; ingenieros,  que diseñan puentes y  tecnologías que nos  auxilian en el dominio de  nuestro entorno; políticos y economistas, de los que  esperamos soluciones a  problemas sociales que  nos agobian; periodistas, a  quienes escuchamos o  leemos cuando nos  acercan hechos que no  están a nuestro alcance  pero nos afectan; maestros  y profesores en quienes  confiamos la educación de nuestros hijos, etcétera.  Nuestra esperanza en lo  que ellos hacen por nosotros radica en que  creemos que saben lo que hacen porque lo que hacen  se sostiene en verdades que la ciencia ha  establecido. 

Según cuentan, durante  mucho tiempo las personas  creían en esos  profesionales tanto como  nuestros antepasados más  lejanos creían en los  dioses; por ejemplo, la  palabra de un médico o de  un maestro era  indiscutible. Pero ocurre  que ya no es así y todos  debemos tener ejemplos de  esto. Días atrás oí a un  familiar quejarse porque  frente a un dolor en su cadera, un médico,  después de hacerle los  estudios necesarios para  un diagnóstico adecuado,  le dijo que debía operarse  con cierta urgencia. 

Bastante asustada, esta  persona fue a ver a otro  especialista quien después  de ver los mismos estudios  le dijo que era un desgaste  natural por los años; “nada  serio”, concluyó. Mi  familiar se preguntaba  “Cómo puede ser que dos  especialistas, frente a los  mismos estudios, tengan  un diagnóstico tan  diferente?”; “qué hago?”,  se preguntaba, acongojada. Por otra parte,  una amiga me contó hace  poco que una maestra  escribió con errores de  ortografía el texto en el  cual hacía sus correcciones  a un trabajo de su hija. Se  preguntaba, “Cómo puede  ser que enseñe a escribir  bien alguien que comete  errores?, qué le digo a mi  hija?. Que su maestra no  conoce lo que les  enseña?”.

Sobre dudas acerca del accionar de  periodistas y políticos no  daré ejemplos; estoy  segura que nuestros  lectores tendrán varios  para contar. 

Qué ha pasado? O, mejor,  qué nos está pasando?. Nuestros “dioses”  terrenales, producidos por  la ciencia para solucionar  problemas corrientes, ya  no son tan indiscutibles?.  Será que los expertos de  ahora ya no son tan expertos como los de antes  o será que nosotros,  integrantes del público  común, ya somos bastante  expertos como para dudar  de ellos o será que  nosotros buscamos sus  debilidades una y otra vez  porque dudamos de la  verdad de sus dichos. Podríamos preguntarnos:  porqué mi familiar hizo otra consulta después de  recibir su primer  diagnóstico? y porqué mi  amiga leyó dispuesta a  corregir el escrito de la  maestra de su hija o, en  todo caso, no pudo dejar  de darle tanta importancia  como le dio? Hay quienes dicen que detrás de este  clima de desconfianza  generalizada,  especialmente en la  palabra de quienes están  habilitados  profesionalmente para  ayudarnos a superar los  problemas, hay un clima  de época que ha puesto en  crisis la idea de verdad. Podemos oír  repetidamente decir con  bastante liviandad, que la  verdad “no existe” o “es  relativa” o “sólo hay  verdades”. Se dice que hoy  toda verdad es discutible,  luego, también lo es la palabra de quienes están  formados para hablar en su  nombre. 

Estamos en un escenario  muy complicado. Si  descreemos de la  posibilidad de la verdad, cualquiera de nosotros  puede hablar de cualquier  tema y nos podemos  arrogar la autoridad para  hacerlo libremente. Y tan  así es que aumentaron  considerablemente los  opinólogos sobre temas  complejos como “aquello  que es una vida saludable”,  o “la economía del futuro”,  o “el objetivo auténtico de  la política” o hasta el  mismísimo “sentido de la  vida humana”, y lo hacen sin más autoridad que la  que ellos mismos se  otorgan. Esto ocurre al  mismo tiempo en el que  disponemos de múltiples espacios para expresarnos y llegar a grandes  públicos. El desarrollo de  la tecnología sumó  numerosas redes virtuales a los medios tradicionales que ya existían; hoy,  abundan los influencer, hay streaming con  contenidos variadísimos y  multiplicidad de podcast disponibles, entre otras  tantas posibilidades que  provee la tecnología  comunicacional de estos  tiempos. 

Es difícil tomar decisiones  cuando buscamos  respuestas a nuestros problemas en temas en los  que no somos expertos. Y  puesto que todo el mundillo de opinólogos opina, estimado lector, yo  también voy a opinar!.  Pienso que sólo nos queda  defender la idea de verdad ejerciendo un juicio crítico  frente a todo lo que nos  llega. Actuar como  finalmente actuó mi  familiar, después de  preocuparse un tiempo  frente a los diagnósticos  contradictorios. Qué  hizo?: insistió con otras consultas. O, como hizo  mi amiga: habló con la  maestra de su hija y le  marcó su error. 

Es mi opinión, porque, por  ahora, como dijo alguien,  cuyo nombre  lamentablemente no  tengo, pero con quien coincido totalmente,“sólo  la verdad puede  defendernos de los  dioses”. Así como, según  nos cuenta la historia, la verdad nos liberó de  aquellos dioses que  existieron en la  antigüedad, hoy puede hacerlo con aquellos de  quienes dudamos, aunque  trabajen en su nombre. 

También te puede interesar leer:

pexels-imdat-akgun-2427660-16166144Historias de Norma: relatos de una vecina con mucho para contar
pexels-imdat-akgun-2427660-16166144Historias de Norma: relatos de una vecina con mucho para contar - Episodio 2
pexels-imdat-akgun-2427660-16166144Historias de Norma: relatos de una vecina con mucho para contar - Episodio 3

Te puede interesar
Lo más visto

Ahora podés tener todas las noticias de Calamuchita en tu Email.

WhatsApp